¡GANADOR del CONCURSO semanal de RELATOS de la página Extravaganzia!
Jejejejejejejeje, como ya he explicado en anteriores ediciones, no es que sea un certamen de golosos premios y suculentos beneficios, pero hay un grupo con numerosas virtudes y talentos y me honra quedar primero de esta edición.
Se trata de un cuento de 300 palabras, en el que debían estar contenidas las expresiones: cristal - matizar - silencio. Para vuestro deleite y disfrute, lo cuelgo:
VEINTE SEGUNDOS
"Veinte segundos. Quizá veinticinco. Treinta a lo sumo y estará muerto. Su
cabeza se estrellará contra el cristal del coche, fracturándose y salpicando la
tapicería de sesos y sueños. Probablemente su cuello se quebrará con un crujido,
y su espalda se retorcerá en un escorzo imposible. Debió ponerse el cinturón,
aunque en realidad hubiera dado lo mismo.
No le da tiempo a arrepentirse de haber salido tan temprano. Podía haberse
vuelto la noche anterior, más descansado, pero decidió quedarse y regresar a la
ciudad por la mañana. En realidad ya no importa. No podía haberse salvado. Hay
quien dice que cuando te llega, te llega.
Antonio no es de esos. Él no cree en esas cosas del Destino ni del porvenir.
Pero eso no evita que durante unas milésimas de segundo piense en lo cerca que
ha estado de no encontrarse allí en ese preciso momento.
Mientras el coche se precipita al vacío comprueba que lo que decían es
cierto. No le sorprende. No es un tipo que se asombre con facilidad.
Ve imágenes, destellos de su vida, fogonazos absurdos e inconexos, sucesos
matizados, distorsionados, manchas de un pasado mitad real mitad inventado.
Caras que le sonríen entre brumas, sacudidas por el viento que entra por la
ventana fragmentada de su coche. Son fotografías mudas, testigos silenciosos de
una biografía cortada abruptamente.
De pronto escucha una melodía, suave y dulce. Con una cadencia delicada, que
va bajando de tono. No tiene que ver con las imágenes que se le aparecen ante
los ojos, enturbiando la visión del río, allá abajo. Va a su ritmo, sonando en
su cabeza como la banda sonora de su vida.
El coche golpea el agua con un estallido de espuma y sangre.
Luego sólo queda el silencio.
(299 palabras)"
Y esta es mi recompensa, una vitrina hecha ex-profeso por Rosario, gurú y maestra, y el pensar que a mis compañeros/as les ha gustado el relato. Ahí es nada. Eso sí, no me preguntéis el por qué.